Resiliencia parental
La crianza es un trabajo agotador, pero usted puede hacerlo.
La resiliencia nos ayuda a recuperarnos de la adversidad y nos permite seguir adelante en tiempos difíciles. Incluye una combinación de inteligencia emocional, habilidades para resolver problemas y autoconfianza. Porque siempre nos esforzamos por ayudar a nuestros niños a desarrollar habilidades de resiliencia, es fácil olvidarnos de nuestra resiliencia como padres. El hecho es que hay que nutrir la resiliencia y eso requiere de práctica.
Adoptar simples hábitos o “controles” durante el día ayuda a fortalecer la capacidad de resiliencia. Considere estas ideas para reforzar su propia resiliencia:
Por la mañana:
- Note su estado de ánimo y trate de nombrar sus sentimientos, sin juzgarse. Incluso si se despierta de mal humor o un poco “apagado”, trate de no tensionarse por eso. En cambio, simplemente reconozca y nombre el sentimiento y recalibre sus expectativas para el día (por ejemplo: quizás esa llamada telefónica importante puede esperar hasta que se sienta un poco más positivo).
- Repita una afirmación. Diga algo positivo sobre su familia, usted y el día que tiene por delante. Por ejemplo, “Mi familia es un equipo”. “Soy buena madre”. “Puedo dejar que las cosas fluyan”. “No necesito terminarlo todo hoy”.
- Establezca las prioridades de su día. Revise su lista de tareas del día y decida cuáles son más importantes. Considere elegir una tarea para cuidar de sí mismo, otra para su familia y otra para su trabajo o su hogar. Recuerde, quizás no tenga suficiente tiempo para poder finalizar todas las tareas en un día.
Por la tarde:
- Tome un descanso para cuidar de sí mismo. Programe 5 o 10 minutos cada día para hacer algo que recargue su energía. Puede cerrar sus ojos y respirar profundamente, hacer una caminata energizante, escuchar y cantar su canción favorita, acurrucarse con su mascota o con sus niños.
- Identifique sus áreas de crecimiento. Los errores son parte del aprendizaje. Recuerde que la manera de mejorar en algo es practicarlo. Si por ejemplo pierde su paciencia por la mañana, trate de encontrar el momento para practicar ser más paciente por la tarde.
- Reafirme sus objetivos. Incluso si las cosas no han sucedido como las había planeado, o si su lista de tareas ha aumentado en vez de reducirse, recuerde que el día no ha terminado. Aún puede lograrlo.
Por la noche:
- Comparta “caras sonrientes, caras fruncidas” con la familia. ¿Qué salió bien en el día? ¿Qué no salió tan bien? Hagan un plan para que el día siguiente sea aún más brillante.
- Celebre sus éxitos. Individualmente y junto con su familia dedique unos minutos para celebrar lo que haya salido bien. Puede escribir su logro y darse a sí mismo una estrella dorada, o hacer algo alegre como bailar tontamente o compartir una merienda nutritiva con la familia.
- Prepárese para mañana. Antes de irse a la cama intente hacer algo pequeño por su “yo futuro”, como preparar la cafetera, ordenar su casa o prepararse para el trabajo o la escuela. Los pequeños actos de bondad, incluso para (y de parte de) usted mismo, pueden ser el estímulo que necesita para ser los mejores padres.
Observe, piense, responda
Incluso nuestros amigos de Sesame Street necesitan practicar la resiliencia parental. En las ilustraciones siguientes observamos cómo al seguir los pasos de Observe, piense, responda los ayuda a ofrecer consuelo y resolver retos con autoconfianza. Recuerde, ¡Usted puede hacerlo!
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La importancia de ser positivo
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Las rutinas para la siesta y la hora de dormir, que son relajantes y predecibles, ayudan a los niños a prepararse para descansar.
Comer sano en cualquier lugar
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