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Podemos calmarnos

Podemos enseñarles a los niños a controlar los grandes sentimientos y a mantener la calma.

Todo es más difícil cuando uno está preocupado. Cuando los sentimientos se sienten fuera de control, incluso las tareas rutinarias y nuestras interacciones comunes pueden parecer imposibles. Si es así para los adultos, imagínense cuán difícil debe ser para los niños pequeños. Es por eso que es importante desarrollar una caja de herramientas con trucos, técnicas y recursos para ayudar a la gente joven y a los adultos a manejar sus sentimientos fuertes.

Respirar hondo

Cuando el cerebro está calmado, este le indica al cuerpo que la respiración sea honda y lenta. Pero esa conversación entre el cerebro y el cuerpo también funciona al revés: respirar hondo y lentamente, le dice al cerebro que se calme. Hay muchas maneras de usar la respiración para estar tranquilo. Además de oler las flores, tanto los adultos como los niños pueden usar estas técnicas:

  • Paseo con un peluche: Pida a su niño que se acueste de espaldas y que ponga un peluche en su barriga. Luego diga: “Vas a darle un paseo a tu peluche, pero hay que hacerlo bien lento para que no se asuste”. Pida a su niño que respire hondo y lentamente para llenar la barriga y hacer que suba el peluche; luego pídale que exhale lentamente para que el peluche baje. Repitan cuatro o cinco veces.
  • Respiración de serpiente: Pida a su niño que respire hondo y que aguante la respiración por un momento; luego que exhale lentamente, haciendo el sonido de sisear como si fuera una serpiente. Cuente mientras su niño sisea y pregunte: “¿Hasta cuándo puedes hacer que tu serpiente sisee?”. Repitan cuatro o cinco veces.
  • Respiración de montaña:  Pida a su niño que levante la mano con los dedos separados y que ponga el dedo índice de la otra mano en la parte inferior y por el lado exterior del pulgar. Diga: “¡Ahora vamos a subir y bajar la montaña!”. Pídale que mueva el dedo índice lentamente por el pulgar mientras inhala; luego pídale que mueva el dedo índice lentamente por el otro lado del pulgar mientras exhala. Continúa con esto mientras avanza con los otros dedos de la mano, inhalando mientras sube y exhalando mientras baja.

Jueguen un juego de concentración

Cuando los sentimientos están fuera de control, puede sentirse como si miles de cosas estuvieran pasando a la vez. Una manera de calmarse es concentrarse en una sola cosa. Hay maneras rápidas y fáciles de hacer esto:

  • Alfabeto de animales: Pida a su niño que haga una lista de los animales usando el abecedario. Por ejemplo, puede empezar con: “ardilla, burro, canguro, delfín, elefante”. Esto requiere concentración, y por lo tanto, ayuda a calmar mentes hiperactivas.
  • Cuento del día: Pida a su niño que piense en el inicio del día. Pregunte: “¿Cuál fue la primera cosa que hiciste cuando te despertaste?”. Luego, pida que diga la siguiente cosa, y la siguiente, y la siguiente. Pídale que las mencione usando los detalles más específicos en que pueda pensar: “Salí de la cama. Caminé hasta el armario. Me puse mi camisa nueva.”).

Concentrar el cerebro en otras cosas también es un ejercicio excelente para los adultos. Además de lo antes mencionado, puede intentar hacer otras listas sin producir estrés, tales como una lista para las compras o los nombres de los maestros de su niñez.

Acomodar un espacio tranquilo

Todos tenemos ciertos lugares que nos hacen sentir más tranquilos, objetos particulares que nos calman al tocarlos, y sonidos, vistas y olores que nos traen paz. Una estrategia para calmarse es ayudar a su niño a identificar tipos de objetos que contribuyen a un espacio tranquilo. El espacio puede tener mantas suaves para acurrucarse, peluches que lo consuelan, y otros elementos que ayuden a su niño a sentirse tranquilo. Entonces, si su niño tiene una rabieta, puede pasar un momento en su espacio tranquilo.

También es muy importante que los padres y los cuidadores infantiles tengan un espacio tranquilo propio. Tener un lugar para uno mismo donde tomarse un momento en privado para respirar y recuperarse puede ser suficiente para controlar el mal genio y para el cuidado personal.