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Para padres: Cuando surgen las preocupaciones

Usted es el mejor defensor de su niño. Es de valientes buscar ayuda. La ayuda puede darse de muchas maneras.

Si usted está leyendo este artículo es probablemente porque se preocupa por la salud emocional de su niño. Recuerde algunas de las medidas importantes que usted ya ha tomado para ayudarlo. Por ejemplo, está atento al comportamiento del niño y usted está aprendiendo a manejar sus propias preocupaciones. Usted es el primer maestro de su niño y el defensor más cariñoso. Está haciendo un buen trabajo. Abordar las luchas de los niños con curiosidad y empatía, en vez de lanzarse a “arreglar” sus “malos” sentimientos, ayuda a los niños a desarrollar las habilidades que necesitarán para cuidar de su propio bienestar emocional durante toda la vida. 

Consulte los recursos en este sitio que incluye esta lista de profesionales de la salud mental. Recuerde también que buscar ayuda puede hacerse de muchas maneras. 

Es posible que usted esté pensando en buscar un terapeuta o consejero para su niño. También podría investigar dónde hallar la ayuda adecuada para su niño o atención menos formal para recibir el apoyo o la información que necesita, especialmente porque hallar atención rápida puede ser un reto. Cuanta más información y más apoyo tenga, mejor preparado estará para ayudar a su niño y para determinar sus próximos pasos. 

Infórmese y conéctese con otras personas en línea. Lea artículos sobre lo que a usted le preocupa. Además de encontrar información básica sobre su inquietud, hay muchos otros padres con inquietudes similares y muchas conversaciones en línea sobre situaciones como la suya. Leer sobre los retos y éxitos de otros padres lo ayudará a encontrar estrategias prácticas para que usted y su niño enfrenten la situación. Recuerde siempre que usted no está solo. 

Hable de la situación con el pediatra. Los pediatras son las primeras personas con quienes los padres se sienten en confianza para expresar sus inquietudes. Después de todo, los pediatras no sólo atienden la salud física del niño, sino también su bienestar emocional. Ellos pueden ayudarlo a identificar áreas de preocupación lo antes posible, pueden darle consejos prácticos y pueden indicarle dónde hallar otros recursos cuando sea necesario. Recuerde que iniciar esta conversación con el pediatra de su niño no significa que se le diagnosticará ni que se le recetarán medicamentos en ese preciso momento. 

Hable con la familia o con un amigo de confianza. Hay mucha sabiduría y consejos que podemos obtener de las personas que lo aman y se preocupan por usted, su niño y su familia. Compartir información difícil y delicada y pedir consejo y apoyo puede generar confianza y unión entre todos, lo que beneficia a toda la familia. Es probable que en el pasado algún amigo o familiar haya enfrentado algo similar y lo haya superado. También es posible que en la actualidad estén pasando por una situación similar, por lo que podría convertirse en una fuente de apoyo mutuo. 

Hable con las personas que atienden al niño. Su niño tiene un “círculo de cuidadores” que incluye maestros, personal escolar, personal de guarderías, niñeras, familiares, amigos de la familia, vecinos y más. Podría comenzar preguntándoles, ¿Cómo se relaciona mi niño con los demás niños en el aula? ¿Qué tal cuando juegan en el recreo? ¿Cómo reacciona ante desafíos como cometer un error, pasar de una actividad a otra o expresar sus sentimientos? Será difícil compartir sus inquietudes, pero es posible que ellos estén notando el mismo comportamiento que le preocupa a usted y podrían ofrecerle información útil especialmente si usted decide comunicarse con un profesional. 

Siga observando el comportamiento. Cualesquiera que sean sus próximos pasos, recuerde el poder de sus observaciones. Estar en sintonía con su niño significa tener un valioso banco de información para compartir con un profesional cuando sea necesario y darle seguimiento es tan simple como tomar notas en su teléfono de vez en cuando. ¿Cuándo y dónde ocurren los dolores de estómago del niño? ¿Cómo están cambiado sus patrones de sueño y alimentación? La observación también se aplica a lo positivo, como notar los signos físicos de alegría del niño. ¿Qué actividades lo hacen moverse de emoción o llenarse de energía? ¿Cuándo se siente más cómodo al hacer contacto visual con gente nueva? ¿Qué le ayuda a relajar el cuerpo?