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Artículo especial: El poder de las rutinas

Las rutinas son importantes para todos, pero para niños en hogar sustituto saber lo que sucederá tiene un valor aún mayor.

Por Adriana Molina, LSCW y madre sustituta

Recuerdo claramente la primera vez que mi (entonces) niño de tres años me enseñó la importancia de las rutinas. Terminábamos los juegos de la tarde, y empecé a recordarle: “Vamos a cenar, a bañarte, a…”, entonces él continuó: “a ver el show y luego ir a la cama”. Esa noche no hubo pataletas ni gritos, no hubo frustración al final de cada paso, solo palabras que ambos conocíamos y podíamos decirlas juntos.

Casi todos nosotros tenemos rutinas que forman parte de la vida diaria: cómo nos cepillamos los dientes, cómo nos bañamos, etc. Las rutinas nos dan una sensación de familiaridad, y los patrones que creamos en nuestras mentes nos ayudan a hacer cosas mientras pensamos en otras. Si bien las rutinas son importantes para todos, en particular para los niños en hogares sustitutos la creación de rutinas tiene un valor aún mayor.

Predecir lo que sucederá es parte de las rutinas. No se trata solo de la comodidad física, sino también de la seguridad emocional. Las rutinas ayudan a los niños a tener un sentido de control, porque pueden anticipar lo que harán después. Esto es especialmente importante para los niños que han experimentado traumas y múltiples cambios en sus vidas.

Las relaciones son parte de las rutinas. El padre es el punto de partida en la estructura del hogar, y la prioridad son las necesidades diarias del niño. Eso requiere tiempo, paciencia, compromiso y recordar que ser padre sustituto no es siempre una relación temporal. Crear en el niño el sentido de amistad y confianza hacia el padre sustituto permitirá que el niño participe en las rutinas y las anticipe. En otras palabras, cuando una familia tiene rutinas, cada miembro tiene un papel y todos contribuyen en el bienestar del niño.

Consistencia no significa rigidez. Debe haber flexibilidad en su desarrollo porque las necesidades del niño y su relación con el padre sustituto cambiará y progresará con el tiempo. Un ejemplo de este cambio constante es el tiempo que usted debe incluir en las rutinas de juegos, y en la transición entre las rutinas de juego a otras rutinas, a medida que el niño crece.

Pero todo saldrá bien. El niño se adaptará al cambio o a una nueva rutina si es apropiada con su desarrollo, si se le explica claramente y si es consistente. Y cuanto más consistentes seamos con las rutinas, mejor podrá el niño manejar algo impredecible, siempre con la ayuda de un padre paciente y amoroso.

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