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La magia de no saber la respuesta

No saber la respuesta puede llevarlos a nuevos descubrimientos.

¿Por qué no vuelan los perros? ¿Pueden comer las flores? ¿Cómo crecen las montañas?  

Los niños pequeños tienen preguntas grandes sobre el mundo y ¡no temen hacerlas! En su rol de padre o cuidador, este hecho puede ser abrumador o hasta puede provocar susto. ¿Qué pasaría si los niños le hacen una pregunta que no sabe responder? 

La buena noticia es que no tiene por qué saber la respuesta. Para la ciencia, una de las mejores cosas que pueden hacer es averiguar la respuesta explorando juntos. La próxima vez que los niños le hagan una pregunta que no sabe responder, use estas sugerencias: 

  1. ¡Confiéseselo!

Deje saber a los niños que no tiene la respuesta. Puede responder con, “No lo sé, ¡averigüémoslo juntos!”. Luego, busquen la información en Internet o en la biblioteca. 

  1. Planifiquen

Hagan un plan para averiguar la respuesta. Deles a los niños la oportunidad de inventar un plan al preguntarles: “¿Qué podemos hacer para responder la pregunta?”. 

  1. Investiguen

En cuanto tengan el plan, intenten hacerlo, modelando las características de un gran científico: 

  • Hagan observaciones 
  • Exploren con los sentidos 
  • Conversen sobre lo que observan
  • Anoten los hallazgos 
  • ¡Diviértanse! 

 

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