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El trauma y el cuerpo

Un artículo sobre los efectos de la violencia en los niños.

En este video, Zozo, el compañero de Elmo, se asusta y se esconde cuando un libro se cae haciendo gran ruido. Eso confunde y preocupa a Elmo, pero su papá le explica que los ruidos fuertes pueden recordarle a Zozo algo aterrador, la violencia que sucedió en su vecindario. ¿Por qué la gente lastima a otros? Se pregunta Elmo. ¿Cómo podemos ayudar? El cuento da lecciones fundamentales sobre cómo las experiencias de peligro afectan a los niños pequeños y cómo pueden los adultos restaurar el sentido de seguridad en ellos. Las siguiente son datos a tener en cuenta:

Los niños pequeños perciben el peligro en su entorno. Elmo y Zozo nos recuerdan que los niños pequeños son conscientes no solo del peligro que ellos ven y oyen, sino también de las situaciones que afectan a familiares y amigos. Ellos notan cuando los demás están asustados y también escuchan nuestras conversaciones. Como mini científicos que son, tienen muchas preguntas. Muchos creen que los niños menores de cinco años son muy pequeños para notar o recordar las cosas malas que suceden, pero desafortunadamente, no así es.

Nuestros cuerpos están diseñados para recordar el peligro. La caída del libro le recordó al cuerpo de Zozo los ruidos pasados relacionados con la violencia en su comunidad. El sonido sirve para recordar el peligro.

Nuestros cuerpos tienden a recordar lugares, sonidos, olores, sabores e incluso el clima asociado con experiencias de peligro. Los sentimientos en nuestro cuerpo (latidos rápidos, náuseas) o los sentimientos que observamos en otras personas, como la ira o la tristeza, también pueden convertirse en recuerdos.

Nuestros cuerpos recuerdan el peligro para protegernos. De esa manera, si nos encontramos en una situación similar en el futuro, podemos responder más rápido y eso puede ayudarnos a sobrevivir. Sin embargo, tenemos muchas falsas alarmas. Nos encontramos con un recuerdo del peligro y, aunque estemos a salvo, reaccionamos y nos comportamos como si estuviéramos en peligro. Eso es lo que le pasó a Zozo.

Protección significa reconocer el peligro y, si es posible, hablar de las formas en que los adultos están trabajando para restablecer la seguridad. La maestra de Zozo dice: “Estás a salvo y yo estoy aquí para protegerte”. Incluso sin conocer su historia completa, sus simples palabras reconocen que Zozo pudo haber tenido experiencias de peligro y lo ayuda a ver que este momento es diferente. Ella responde no a su comportamiento, sino a su miedo y a su necesidad de seguridad.

El papá de Elmo reconoce la dolorosa realidad de que las personas a veces lastiman a otras, y le da un nombre a esa realidad: violencia. Aunque es difícil hablar de ello, los niños se sienten más seguros cuando pueden hablar con adultos cariñosos sobre experiencias y miedos aterradores en lugar de estar solos con sus preocupaciones y preguntas.

Los niños pequeños también pueden sentirse responsables por las cosas malas que suceden. Por eso es importante que los adultos les expresen que estamos conscientes del peligro, que los escuchen y les hagan saber que ellos no son responsables, que sepan que los mantenemos a salvo cuando están con nosotros y hablarles de lo que los adultos están haciendo para crear comunidades más seguras.

Chandra Ghosh Ippen, PhD es una psicóloga infantil y autora de libros infantiles. Es Directora Asociada del Programa de Investigación de Trauma Infantil en la Universidad de California, San Francisco, (Child Trauma Research Program at the University of California, San Francisco) Directora de Difusión e Implementación de Psicoterapia entre Niños y Padres, y miembro de la junta directiva de Zero to Three. Ha trabajado los últimos 28 años en investigaciones, trabajo clínico y capacitación en el área del trauma infantil y ha sido coautora de más de 20 publicaciones sobre trauma y práctica informada por la diversidad.

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