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Trauma racial y cómo responder al racismo

Un artículo sobre trauma histórico y formas de responder a incidentes racistas.

Por Chandra Ghosh, PhD

Cuando nos enfrentamos a momentos dolorosos que involucran raza y cultura, todos respondemos de manera diferente conforme a nuestras experiencias pasadas. Algunos de nosotros pudimos haber vivido personalmente el racismo con frecuencia, otros podrían estar enfrentándolo en estos momentos por primera vez o presenciarlos dirigidos a otra persona. Abordar con destreza momentos como estos con los niños requiere de práctica. Al igual que el ejercicio físico, puede ser difícil comenzar y puede haber dolor o malestar al principio, pero con el trabajo los músculos se fortalecen. Mire este video como si fuera un punto de partida para comenzar.

A medida que trabajamos juntos en nuestras comunidades para fortalecernos en esta área, es importante reconocer que estos momentos nos afectan a cada uno de manera diferente según la historia de nuestra familia. Un momento en el que un niño rechaza a otro por motivos de raza o cultura puede traer recuerdos personales relacionados con la opresión, la violencia o la exclusión. Un momento como este también puede ser el recordatorio de un trauma histórico y continuo, épocas en las que un grupo racial o cultural fue tan maltratado que esas personas estuvieron en peligro dentro de nuestra sociedad. Cuando ese sea el caso, por supuesto, afectará más a niños y adultos, y tendremos una respuesta más fuerte.

El racismo puede manifestarse de muchas y diferentes formas. Los niños podrían decir o hacer cosas que reflejan mensajes racistas que ellos han escuchado de adultos u otras fuentes. Por ejemplo, podrían repetir comentarios negativos que han escuchado sobre personas que son diferentes a ellos.

Las siguientes son opciones de cómo cualquier niño o adulto (sea o no víctima del racismo) podría responder en esos momentos. Piense en los momentos difíciles que usted mismo ha vivido o visto. Entonces respire, sienta, exprese (asóciese con otros) para fortalecer nuestras respuestas colectivas en esos momentos, de modo que esté en una mejor posición para defender a los niños. Dependiendo de la edad de los niños, usted podría sugerirles que cuando se encuentren en uno de los escenarios anteriores, ellos podrían hacer lo siguiente.

  • Contestar las preguntas con explicaciones sencillas y con orgullo “Mi cabello es así porque soy negro. Hay grupos raciales diferentes y eso es lo que hace que el mundo sea interesante. A mí me gusta mi cabello”. “Mi nombre es de mi idioma materno, (nombre del idioma). Significa (significado) y es especial para mí y para mi familia”.
  • Responder Los niños podrían dar respuestas breves y sencillas (“¿En serio? ¡Ay! Eso no es ser amable”). Si el otro se disculpa, pueden seguir adelante. Si no, entonces es alguien que no será un buen amigo. Es hora de alejarse, dejar de hablarle y pedirle ayuda a un adulto.
  • Expresar opinión sobre lo que dijeron “Lo que dijiste está muy mal. Eso no es ser amable. Eso no es justo”.
  • Demostrar curiosidad “Me pregunto por qué dijiste eso. ¿Por qué piensas así?”.
  • Repetir y enfatizar lo que dijeron los niños podrían hablar lentamente, demostrar sorpresa y desagrado para resaltar que lo que la otra persona dijo no está bien. Por ejemplo: “¿Dijiste que no puedes jugar conmigo porque…?”.
  • Expresar desacuerdo “Esa es tu opinión, es tu elección, pero no es la de todos. Lo que haces no está bien”.
  • Conectar el comportamiento de la otra persona con la historia y expresar un deseo de cambio “Hace mucho tiempo la gente pensaba que algunos grupos de personas eran mejores que otros y trataban a los otros grupos realmente mal. Se equivocaron y es hora de que las cosas cambien”.

Cuando sentimos esos momentos racistas como dolorosos por derecho propio, y como recordatorios de un trauma histórico, podemos estimar que cuando nos hallamos en esos momentos, podríamos tener las respuestas típicas de quienes han vivido un trauma.

  • Luchar Considerar una fuerte respuesta verbal o física para defendernos del ataque.
  • Escapar Querer huir, retirarse o evitar la situación o persona.
  • Paralizarse No poder responder, no sentirse presente en estos momentos.
  • Rebajarse Tratar de complacer a la persona que causó el daño.

En esos momentos, la estrategia Respira, siente, expresa puede servir como estrategia no solo para los niños sino también para los adultos que los ayudan. Respira, siente, expresa nos ayuda a regular nuestras emociones, sentirnos más completos y ser más capaces de responder.

En un momento racista, tanto adultos como niños pueden comenzar por sentirse inundados de sentimientos, que incluyen ira y tristeza. Podemos aprovechar esa oportunidad para analizar y ser amables con nuestro cuerpo y con nosotros mismos y respirar profundamente. A medida que estemos más en contacto con nuestros sentimientos y cuerpos, es posible que decidamos buscar ayuda, como hablar con un amigo o familiar de confianza que pueda validar nuestros sentimientos.

Al analizar tanto lo sucedido como su impacto en nosotros, reconocemos que podríamos responder de diferentes formas. Tener opciones y una mayor confianza en nuestra capacidad de respuesta puede hacer que el momento se sienta menos abrumador y estresante.

Los niños necesitan de nuestra ayuda para hallar respuestas apropiadas para su desarrollo. Cuando los ayudamos a considerar sus opciones, ellos dejan de sentirse indefensos y se sienten conectados. Pueden pasar de sentirse silenciados, congelados y abrumados, a sentir que tienen la capacidad de decir o hacer algo si ellos lo desean. Tener estas opciones ayuda a que un momento doloroso sea menos estresante y posiblemente menos traumático.

Chandra Ghosh Ippen, PhD, es una psicóloga infantil y autora de libros infantiles. Es Directora Asociada del Programa de Investigación de Trauma Infantil en la Universidad de California, San Francisco, Directora de Difusión e Implementación de Psicoterapia entre Niños y Padres, y miembro de la junta directiva de Zero to Three. En los últimos 28 años ha realizado investigaciones, trabajo clínico y capacitación en el área del trauma infantil y es coautora de más de 20 publicaciones sobre trauma y práctica informada por la diversidad.

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